viernes, 25 de junio de 2010

Sobre el sueldo de los políticos

El otro día charlaba con un amigo sobre las declaraciones de Boyer respecto al sueldo de los políticos. He de decir que no estábamos de acuerdo, puesto que yo defendía la opción de que a los políticos se les ha de pagar un sueldo elevado o al menos en la banda inferior del rango de sueldos que se les pagaría en la empresa privada en el nivel de responsabilidad que asumen y él decía que en absoluto estaba de acuerdo con esto (por aquello de lo políticamente correcto: es inmoral un sueldo alto!!!!)


Explico por qué opino así:

Tanto la política como la empresa privada ofrecen potencialmente lo mismo, es decir, poder y dinero. En el caso de la empresa privada, estoy de acuerdo en que son estos objetivos aceptables. No así en el caso de la política, puesto que creo que debe ser una actividad con un alto componente de altruismo y sacrificio. En cualquier caso, lo que se le pide tanto al gestor de una empesa privada como al político es que tenga éxito en su gestión, es decir, que aplique bien los recursos de que dispone para obtener el máximo beneficio sostenido en el tiempo. En el caso de la empresa privada el beneficio será el económico y social para sus grupos de interés (accionistas, empleados...) y en el político el beneficio se medirá en términos de bienestar de los suyos (los ciudadanos).

Por tanto hay dos cuestiones que atender, la primera cómo evitamos que la gente que se acerca a la política lo haga por razones que no nos parecen loables o lo que es lo mismo, cómo evitamos que la gente que se acerque a la política lo haga por dinero (el tema del poder lo dejamos para otro momento). La segunda es cómo conseguimos que la gente que se acerque a la política sea gente que nos de garantías de éxito, de modo que podamos tener ciertas garantías de que votándoles obtengamos nuestro beneficio como ciudadanos.

Por tanto, la discusión ya no es sobre el sueldo únicamente sino sobre cuál es la mejor aproximación a la política que como ciudadanos podemos desear que tengan nuestros políticos. Para mí es aquella que resuelva que estén los mejores y que sus motivaciones no sean equivocadas.

Respecto al objetivo como ciudadano, tener a los mejores comandando la nave: evidentemente para conseguir que estén los mejores, tenemos que incentivar que la gente que haya dado muestras de capacidad despierte su lado altruista y por tanto debemos ofrecerles al menos algo parecido a lo que ganarían en la empresa privada (no somos ángeles...).

Por otro lado, si queremos que no se acerquen a la política por dinero, lo lógico es que escojamos gente que realmente no lo necesita. Esto es lo mismo que coger gente que no sólo haya dado muestras de capacidad, sino que ya haya tenido éxito en su profesión, de modo que nos aseguramos que no necesita el dinero.

Esto no quiere decir que no haya excepciones ni tampoco es garantía 100% de no equivocarse, pero como planteamiento, me parece con menos riesgo que simplemente decir que los sueldos altos son inmorales y por tanto los políticos no pueden tenerlos.

ahí queda eso...

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